Una realidad desafiante para el sector de la agricultura
El sector de la agricultura enfrenta una multiplicidad de desafíos que impactan directamente en su productividad, sustentabilidad y capacidad de adaptación ante escenarios cambiantes. Entre los factores más relevantes se encuentran las condiciones climáticas extremas o impredecibles, la pérdida de fertilidad de los suelos, la escasez de recursos hídricos, la proliferación de plagas y enfermedades, así como la disponibilidad y calidad de los insumos.
Estos elementos, en su mayoría de origen natural, deben ser gestionados mediante sistemas estructurados que permitan preservar la viabilidad técnica, económica y ambiental de los procesos productivos.
Sin embargo, a estas condiciones se suman desafíos administrativos y regulatorios que complejizan aún más el entorno operativo. Los productores agrícolas se enfrentan a un marco normativo riguroso que exige el cumplimiento de múltiples disposiciones relacionadas con sanidad vegetal, inocuidad, uso de plaguicidas, organismos genéticamente modificados y trazabilidad, entre otras. El cumplimiento de estas normas es imprescindible para garantizar la legalidad de las operaciones, evitar sanciones y acceder a mercados más competitivos.
Control de procesos: una necesidad estratégica y normativa
En este contexto, el establecimiento de políticas, procedimientos e indicadores de desempeño representa una necesidad estratégica. El control de procesos no solo permite mantener la estabilidad y eficiencia operativa, sino que también constituye la base para enfrentar de manera ordenada y documentada los retos normativos y los cambios en el entorno productivo.
Contar con procesos claramente definidos permite:
- Optimizar el uso de recursos clave como el agua, los fertilizantes y la energía.
- Detectar desviaciones o fallas con oportunidad, corrigiéndolas de forma eficaz.
- Asegurar la trazabilidad de las prácticas agrícolas y facilitar auditorías o certificaciones.
- Garantizar el cumplimiento de la legislación vigente y las exigencias del mercado.
- Sustentar decisiones con base en datos precisos y objetivos.
En definitiva, un sistema de control bien estructurado fortalece tanto la operación interna como la proyección externa de las organizaciones del sector agrícola, permitiéndoles avanzar hacia modelos de producción más responsables, sostenibles y resilientes.
Un entorno normativo que exige organización
En México, el marco legal aplicable al sector agrícola es amplio y requiere una gestión rigurosa. El Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA) funge como la autoridad encargada de verificar su cumplimiento. Algunas de las disposiciones más relevantes son:
- Normas Oficiales Mexicanas en materia de sanidad vegetal (NOM-001-FITO-2001 a NOM-082-SAG-FITO/SSA1-2017), que regulan campañas fitosanitarias, cuarentenas, límites de residuos y movilización de productos.
- Normas sobre inocuidad agroalimentaria (NOM-032-SAG/FITO-2014 a NOM-057-FITO-1995), dirigidas a comercializadores y aplicadores de plaguicidas, así como a laboratorios de análisis.
- Normas aplicables a organismos genéticamente modificados (OGM) (NOM-001-SAG/BIO-2014 y NOM-002-SAG-BIO/SEMARNAT-2017), que establecen lineamientos para etiquetado, bioseguridad y evaluaciones de riesgo.
- La adecuada implementación de políticas internas que respondan a este marco legal permite que las organizaciones trabajen con certidumbre, eficiencia y capacidad de respuesta ante inspecciones o auditorías externas.
¿Cómo puede ayudarte Smart Consultoría?
En este panorama complejo, Smart Consultoría se posiciona como un aliado estratégico para el sector agrícola, ofreciendo soluciones integrales para el diseño, implementación y evaluación de procesos organizacionales.
Apoyamos a nuestros clientes en:
- El diagnóstico y mejora de sus procesos productivos y administrativos.
- La elaboración de políticas y procedimientos conforme a las mejores prácticas.
- La implementación de controles e indicadores que faciliten el cumplimiento normativo.
- La creación de esquemas de mejora continua que eleven la calidad y sostenibilidad de la operación.
Nuestro enfoque busca no solo garantizar el cumplimiento regulatorio, sino también fortalecer las capacidades internas de las organizaciones para enfrentar los retos actuales y futuros con mayor solidez y resiliencia.
Autor: Smart Consultoría